Era un dia cualquiera, el sol brillaba, y todas las tonterias de siempre. Odiaba estar encerrada en la Academia, como detestaba los dias soleados, de modo que me decidi a salir, aunque el clima fuera perfecto. Camine hasta la ciudad, en busca de algo que hacer, mas todo se encontraba tan aburrido como de costumbre. La gente me miraba interesada, en especial los hombres, pero bastaba una mirada gélida para que me dejaran tranquila. Continue vagando hasta llegar a un pequeño Café. Entre en este y me sente en una mesita alejada de las ventanas. Pocos minutos una chica se acerco a pedirme la orden, con cautela. Le pedi un cafe con leche, con el que regreso mas tarde. Saque mi libreta de la bolsa y me dedique a escribir mientras tomaba mi café. Suspire con aburrimiento.